Una casa señorial en Cantabria. La tradición de las montañas

Cantabria es una región donde la cultura montañesa adquiere prácticamente una condición de omnipresencia a lo largo y ancho de su territorio. Incluso en las zonas más próximas al litoral es posible divisar algunos elementos característicos de esta tradición. El presente casa montañesa en venta ejemplifica a la perfección los detalles y el significado de la cultura cántabra de interior.

En la formación de una cultura típicamente montañesa ha jugado un papel esencial la accidentada geografía cántabra y la presión de la cordillera homónima, que brinda grandes superficies de montaña y una altitud media notablemente elevada. Añádase a ello la confluencia de un clima frío durante la mayor parte del año y de un fuerte arraigo de las actividades ganaderas para contar con todos los elementos que participan de esta cultura. Es más, gran parte del territorio de Cantabria es conocido popularmente como 'La Montaña', término que aparece también en numerosos documentos históricos y que se difundió en el s. XIX.

A grandes rasgos, 'La Montaña' corresponde a la mitad sur de la provincia, en la que se agrupan las grandes extensiones montañosas. No obstante, algunos de los elementos más definitorios de su identidad, caso del idioma cántabro o montañés, también han arraigado en las zonas más septentrionales. En cualquier caso, a pesar de lo reducido del territorio se cuentan enormes diferencias de pronunciación según cada comarca e incluso entre localidades. Esto, que para muchos supone un obstáculo para la preservación de la cultura montañesa, constituye en realidad un valor añadido por su riqueza léxica. Esta gran diversidad también se traslada a los elementos constructivos y decorativos de las fincas.

La casa montañesa que nos ocupa es digna depositaria de todo este acervo cultural que venimos tratando. De planta y estructura muy tradicionales, su ubicación en pleno campo pero a escasa distancia del mar ilustra de manera gráfica las dos grandes vertientes de la cultura montañesa a las que hemos aludido. Esta finca en venta presenta una extensión de dos hectáreas y dispone, además de la vivienda principal, de un cobertizo para enseres de jardinería. La calidad de los acabados y el grado de detalle en el interior convierten a esta propiedad en una residencia excepcional.