Parques Naturales, ¿cómo es el hotel ideal?
España cuenta con quince Parques Nacionales y más de ciento treinta Parques Naturales, lo cual nos convierte en uno de los países con mayor superficie protegida de Europa.
El hecho de que prácticamente todas las provincias dispongan de un paraje especialmente valioso por sus características paisajísticas, faunísticas o florales, es un poderoso aliciente para el turismo rural.
Observemos qué requisitos debe cumplir un hotel con encanto para seducir a los visitantes de cualquier Parque Natural.
La adecuación al entorno es la cualidad más valorada por los viajeros, puesto que les permite descubrir la experiencia de vida que convencionalmente se asocia con la zona en cuestión. Así, si alguien visita los Montes de Toledo, quizá valore especialmente la posibilidad de alojarse en un cigarral, mientras que quienes se acerquen a las Fragas del Eume pueden encontrar más atractiva la opción de hospedarse en un pazo gallego tradicional.
Esta preferencia, no obstante, se diluye cuando los parajes naturales se encuentran muy cerca de grandes ciudades, en cuyo caso es habitual que los viajeros, especialmente los foráneos, deseen alojarse en hoteles urbanos.
El siguiente apartado en orden de importancia es la situación dentro del Parque Natural. Evidentemente, los alojamientos disponibles dentro del perímetro de una superficie protegida no son muy abundantes, de ahí que el simple hecho de estar ubicado en el parque en lugar de junto al parque ya suponga un hecho diferencial que puede precipitar la decisión de los viajeros.
Ahora bien, no todos los parajes protegidos aseguran la misma visibilidad para los negocios hoteleros.
Un hotel con encanto en el Parque Natural de la Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas abre la puerta a un mercado significativamente más amplio que el de la mayoría de parques.
Ligado a lo anterior, ¿por qué hay diferencias tan grandes en cuanto a las pernoctaciones en función del Parque Natural en que nos encontremos?
Por un lado, la singularidad del paisaje propicia que el viajero no tenga muchas otras opciones entre las que elegir si desea experimentar el turismo rural en un paisaje concreto (como el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar).
Por otro, la disponibilidad de servicios específicos, como el esquí, también condicionan la demanda total.