Una casa solariega en venta: Una propiedad con nombre y apellidos

Cuando hablamos de tal o cual propiedad muchas veces caemos en el error de pasar por alto la propia denominación del recinto. Las casas solariegas son un buen ejemplo de ello.

Desconocido su origen por el gran público, que las asocia genéricamente con fincas señoriales que han devenido en casas rurales. La Historia sin embargo alberga un relato más apasionante.

Una casa solariega es, en líneas generales, una propiedad residencial que fue habitada (o incluso fundada) por un personaje relevante en la historia local o en cualquier ámbito público. Se trata por tanto de viviendas de gran tamaño, fuerte presencia ornamental, detalles de gran valor histórico y múltiples anécdotas que contar.

Un buen ejemplo de casa solariega de renombre es la de Antonio Gaudí, situada cómo no en Tarragona(localidad de Ruidoms). La vivienda hunde sus raíces en el s. XVIII, si bien en la actualidad ya no pertenece a la familia Gaudí ya que el insigne arquitecto la donó a la Iglesia en 1925.

La importancia de este edificio en la evolución posterior de Antonio Gaudí resulta innegable, pues en ella comenzó a desarrollar sus primeros diseños (la habitación en la que trabajaba se conserva con gran fidelidad en la actualidad). Aunque no pocos recintos de estas características sirven actualmente como casas rurales, su atractivo turístico permite abrir casas museo o, por qué no, servir como residencia privada.

Una situación similar a la de la casa natal de Gaudí la observamos en la vivienda de los Fernández Mesa, un ejemplo por antonomasia del fenómeno del mayorazgo.

Considerada como una de las construcciones barrocas más representativas, con una importante presencia de elementos heráldicos tanto en su fachada como en sus estancias interiores.

No debemos olvidar que la mayoría de fincas de estas características están vinculadas a linajes nobiliarios que han tratado de dejar constancia de su paso por el lugar.

La propia naturaleza del mayorazgo, una institución castellana que garantizaba la integridad del patrimonio familiar tras la muerte de su legítimo propietario, permitió que la mayoría de grandes complejos solariegos sobrevivieran durante mucho tiempo sin dividirse entre los miembros de la familia.