Cómo ha afectado la crisis al patrimonio privado.

La crisis económica iniciada en 2008 ha tenido un impacto prácticamente generalizado en todos los ámbitos de la economía, incluyendo por supuesto a las propiedades privadas o familiares. De este modo, observamos cómo el patrimonio embargado a lo largo de estos casi seis años alcanza niveles que invitan a la reflexión.

De entrada, llama la atención que, mientras que otros influyentes sectores consiguen financiación para reestructurarse y evitar la quiebra (léase la banca), las familias y los agentes privados no han tenido tanta suerte a la hora de defender su patrimonio material. A pesar de no disponer de datos absolutos sobre el número de propiedades y bienes embargados en los últimos tiempos, (en 2013 se iniciaron 82.860 ejecuciones hipotecarias), distintos medios señalan que, analizando el número de subastas y de reclamaciones por parte de los afectos no es difícil concluir que nos encontramos en uno de los momentos históricos con más casos de patrimonio embargado. Ahí es nada.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Básicamente, distinguimos tres grandes patrones de comportamiento durante la crisis. En primer lugar, no pocos propietarios han amasado un conjunto de bienes inmuebles que no podrán mantener dad la situación económica. Se trata del caso menos traumático aunque no es el más frecuente. Sí que resulta más habitual escuchar cómo un empresario se ha visto de la noche a la mañana sin financiación, teniendo que hacer acopio de su patrimonio privado para avalar su empresa para acabar, si no consigue salir adelante, sufriendo un proceso que culmina en una ejecución bancaria. De este modo, conectamos con la tercera razón, la negativa de los bancos a dar crédito a las empresas ni refinanciar en la mayoría de los casos a sus clientes.

Precisamente, las entidades bancarias se han convertido en los grandes ejecutores de embargos, ya que los casos de propiedades incautadas por Hacienda, si bien han aumentado desde 2008, no pueden compararse ni lejanamente con las ejecuciones llevadas a cabo por los bancos. Para cerrar el círculo, la asfixiante fiscalidad española, disparada por los Ejecutivos de Zapatero y Rajoy como alternativa a la necesaria reducción del gasto público, ha gravado de manera especial el patrimonio privado. El Impuesto sobre el Patrimonio sin ir más lejos se recuperó en 2011 y ha significado un considerable peso para los propietarios sin que ello redunde en una recaudación significativa.

Por ello es preciso dotar a los empresarios y particulares afectados por la crisis actual, de un asesoramiento que les permita conservar su patrimonio y poder gozar de una oportunidad para poder reconducir su actividad y lograr conservar sus propiedades con una estrategia jurídica enfocada a detener las ejecuciones hipotecarias y disponer de tiempo, bien para poder vender su patrimonio sin prisas, como para tener tiempo de reflotar su empresa, negocio o encontrar una nueva fuente de ingresos.

 


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