Un hotel con encanto en Peñíscola. Un negocio dinámico en una localidad de indiscutible encanto

El turismo de sol y playa ha sido, y sigue siendo, un activo turístico y económico de primera magnitud en España.

No obstante, cada vez son más los viajeros que quieren completar este formato con atractivos de índole patrimonial o cultural.

Se trata, en definitiva, de conjugar varios modelos turísticos en un mismo espacio, como ocurre en la presente villa en Peñíscola.

Con poco más de siete mil residentes habituales, Peñíscola es una pequeña localidad costera del norte de la provincia de Castellón. La ciudad es sumamente conocida por episodios históricos célebres, sobre todo por la particular Odisea de Benedicto XIII (el Papa Luna) en su castillo. Este díscolo pontífice convirtió la fortaleza de origen templario en su residencia cuando, tras el Cisma de Occidente y la designación de un nuevo Santo Padre para toda la Cristiandad occidental, tuvo que abandonar Avignon amparado por la monarquía y buena parte de la nobleza aragonesa (que acabarían reduciendo su apoyo).

Al margen de anécdotas históricas, Peñíscola ofrece una amplia oferta turística que no suele encontrarse en núcleos de tan escaso tamaño. Su idiosincrasia urbana, propia de un pueblo tradicional, confiere a la ciudad una atmósfera muy agradable de proximidad y camaradería. Su casco antiguo está repleto de puntos de interés para los visitantes culturalmente más inquietos, comenzando por el propio Castillo del Papa Luna y sus numerosos espacios interiores. Paralelamente, sus bellas y amplias playas rodean casi por completo la zona más histórica del municipio, que se proyecta como un istmo repleto de vitalidad sobre el mar.

La finca en venta que nos ocupa cumple las funciones propias del formato 'bed&breakfast', esto es, pernoctación y desayuno, sumergiendo a los visitantes en la tranquilidad marinera de la población. Su forma de villa contribuye a incrementar esta sensación de proximidad, sin descuidar, obviamente, las comodidades interiores más modernas. Junto con las playas y el turismo patrimonial, el viajero no puede dejar de visitar las humedales de la marjal, hábitat de varias especies en peligro de extinción. En las afueras de la localidad se halla el Parque Natural de la Sierra de Irta, bastante próximo a la finca en venta en cuestión.

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