Proyectos hoteleros en pueblos abandonados
El fenómeno de la despoblación ha aparecido en determinados momentos de la historia de España, pero es precisamente ahora cuando más evidente parece hacerse.
Distintas zonas de la Península se han vaciado por diferentes motivos y ello ofrece rincones de impresionante de belleza y tranquilidad garantizada a los viajeros en fincas rurales.
El actual proceso de despoblación tuvo sus comienzos en la década de 1960.
Desde finales de los cincuenta, la inversión extranjera estaba regresando a España con cuentagotas y esta tenía destinos muy concretos.
Las zonas costeras y las grandes ciudades se revitalizaron con una intensidad inusitada. Junto a visitantes foráneos que llegaban buscando el sol y la playa de España, muchos españoles del medio rural hicieron las maletas para buscar fortuna en las principales urbes. Aunque parezca una historia de éxito por el impresionante crecimiento económico del país durante aquella, muchos pueblos del interior peninsular vieron su futuro seriamente comprometido.
La tendencia ya no se detendría en las décadas siguientes y se revelaría particularmente visible en los ochenta. La segunda ola modernizadora en el último medio siglo pondría de manifiesto la dicotomía entre un ámbito urbano que comenzaba a soportar elevadas tasas de desempleo y un medio rural en el que la despoblación seguía avanzando. Ello también puede observarse al comprobar la evolución de la población absoluta en algunas regiones de España.
Así, Castilla y León contaba con 2,6 millones de habitantes en 1970. En 2010 se había reducido la cifra hasta 2,4 millones, mientras que en el conjunto del país había pasado de 34 a 46 millones.
El abandono de pueblos es la expresión última de esta tendencia, contando con bastantes ejemplos que suelen colarse en los medios de comunicación. El inversor tiene aquí una buena oportunidad para explotar negocios como casas rurales, especialmente en los emplazamientos mejor comunicados con otros núcleos de población. Por supuesto, el caso castellano-leonés no es único, disponiendo de alternativas incluso en autonomías más dinámicas como la Comunidad Valenciana.
Los menores precios de las fincas juegan a favor de este tipo de inversiones, al tiempo que pueden encontrarse condiciones fiscales ventajosas para abrir casas rurales y dinamizar la región.
Actualmente, nuestra empresa dispone de demandas de pueblos abandonados en cualquier punto de la geografía peninsular, para ubicar complejos enfocados al turismo rural de alto nivel
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