La inversión en edificios históricos en Catalunya.

BIC, un sello de calidad para invertir en Catalunya

España posee un patrimonio histórico y artístico prácticamente inabarcable, tanto por la cantidad de referencias esparcidas por el territorio peninsular como por la calidad y singularidad de las construcciones.

En este contexto, Catalunya sobresale como una de las comunidades con más edificios singulares catalogados como BIC o BCIN (Bé d'Interès Nacional).

Catalunya cuenta, además, con una de las legislaciones más exhaustivas en materia de protección del patrimonio histórico. Partiendo de lo previsto por la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, la Generalitat de Catalunya aprobó hace dos décadas la Ley 9/1993, de 30 de septiembre, del Patrimonio Cultural Catalán.

La aplicación de esta norma supuso la creación de la figura BCIN, equivalente a la declaración de BIC en territorio catalán. Evidentemente, no todos los edificios con historia alcanzan la categoría de BIC, puesto que los propietarios deben justificar el valor histórico-artístico, tipológico o urbanístico del inmueble en cuestión.

Por consiguiente, los edificios singulares catalanes que hayan conseguido la declaración de BCIN ofrecen una serie de ventajas a los propietarios con vistas a la explotación de diferentes modelos de negocio. Su conversión en alojamientos turísticos, tanto en el interior como en las grandes ciudades de la comunidad, es uno de los usos potenciales más habituales. No hay que olvidar que los viajeros más exigentes buscan establecimientos hoteleros que les permitan participar de la historia de la región.

Un antiguo convento, una casa señorial del s. XVII o una masía con varios siglos de historia a los pies de los Pirineos cuentan con una gran capacidad de atracción de viajeros.

Los edificios con historia también están abiertos a otros tipos de usos. Las propiedades BIC que se encuentran en el centro de las ciudades, algo bastante habitual en el caso de antiguos monasterios o palacios nobiliarios, ofrecen excelentes conexiones con las principales vías de comunicación y garantizan la proximidad de servicios básicos para los usuarios. No sorprende que cada vez más inversores apuesten por estos inmuebles de gran valor histórico para la creación de centros geriátricos y otros negocios relacionados con los servicios de carácter social.

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