Masías emblemáticas en Girona.

El norte de Catalunya, y más concretamente la provincia de Girona, es un territorio marcado por los contrastes entre la alta montaña y la proximidad del mar.

Esta dicotomía también ha condicionado la evolución de las masías, las casas señoriales más características del interior de Catalunya aunque no siempre hayan tenido esos orígenes.

Pese a la imprecisión de los datos, los historiadores sitúan el punto de inicio de la masía en algún momento entre los siglos XI y XII. Ello nos obliga a retroceder hasta el momento en que los condados catalanes comienzan a consolidarse y, progresivamente, van ganando autonomía frente a la tutela francesa.

En cualquier caso, parece claro que la masía surge en el contexto de la Marca Hispánica, por lo que también pueden trazarse paralelismos con otros tipos de propiedades o modelos de explotación del territorio de inspiración carolingia.

Al fin y al cabo, la función esencial de la masía era gestionar las tierras.

Las masías de Girona presentan, como hemos apuntado, ciertas peculiaridades. Por lo general, ocupan fincas mucho más reducidas que las emplazadas en zonas más meridionales. Esto obedece a que, en los primeros compases del avance hacia el sur, la superficie disponible para cada señor era todavía exigua.

Por otro lado, también sobrevivía en los inicios de estas propiedades la figura del campesino libre, agrupado en comunidades. Esta consideración jurídica, que iría desapareciendo a medida que avanzaba el proceso de feudalización y los señores ganaban poder, suponía que la parcelación de las tierras fuera todavía mayor.

Por todo lo anterior, las masías gerundenses tradicionales resultan muy atractivas porque se conserva un menor número que, por ejemplo, en la zona de Barcelona. Las casas señoriales que se edificaron en la Edad Moderna modificaron estas características originales y dieron paso también a una mayor ornamentación.

Por norma general, la masía comprende una vivienda principal de gran tamaño (al menos dos plantas) y distintos espacios secundarios dentro del recinto dedicados a labores agrícolas (almacenes, establos...). Esta función prácticamente ha desaparecido y las masías son propiedades rurales de recreo, constituyendo un tipo de alojamiento que despierta bastante interés de cara al turismo rural.