El paradigma de las casas pasiegas.
Hablar de casas pasiegas es hacerlo de una suerte de casas rurales antiguamente empleadas como residencias de agricultores y demás trabajadores del campo, así como a grandes propietarios de fincas. No obstante, estas edificaciones tan singulares tienen en los Valles Pasiegos su particular milla de oro, como muestra la presente posada en venta.
La casa rural en cuestión está enclavada en el término municipal de la pequeña localidad de Mirones, en el Valle de Miera, que junto con el de Pisueña, Pas, Luena, Carriedo, Cayón, Toranzo y Espinosa de los Monteros (este último, en Burgos) configuran lo que entendemos por Valles Pasiegos. La historia de estas tierras es muy particular y está plagada de tópicos sobre las condiciones de vida de sus habitantes y las particulares características de estos. No en vano, los textos 'clásicos' hacen referencia a campesinos casi montañeses que poseen una fuerza inverosímil y cuya única preocupación es el trabajo, principalmente en labores ganaderas.
Exagerado o no, lo cierto es que la cultura pasiega cuenta incluso con una pequeña base genética que identifica a su habitantes, o al menos lo hacía en gran medida durante la Edad Moderna. Según dichos estudios, un porcentaje bastante elevado de los cromosomas masculinos coinciden con el de la población bereber, concentrada en su práctica totalidad en el Magreb. La conclusión no es difícil. Durante la Reconquista, importantes grupos bereberes permanecieron en las tierras más septentrionales de los antiguos dominios andalusíes y fueron integradas por la emergente cultura castellana. Este pasado, unido a su modus vivendi, es lo que ha originado tanta leyenda sobre los Valles Pasiegos.
Rumorología y genética al margen, la zona resulta inmejorable para la explotación de casas rurales. Esta posada en venta está totalmente equipada para su puesta en marcha inmediata, incluyendo los complementos contemporáneos más importantes (cristales climáticos, ascensor hidráulico, jacuzzi...). En consecuencia, la propiedad presenta un claro contraste entre su aspecto exterior, perfectamente integrado en el paisaje, y el interior, donde la comodidad es la nota predominante. Con doce habitaciones (hasta veinte personas) y servicios como conexión inalámbrica a Internet y regulador de temperatura, la carta de presentación es inmejorable.
Cantabria y sus valles pasiegos.