Un pazo singular en Lugo. Cuando el hombre enriquece a la propiedad

Generalmente, los pazos gallegos acostumbran a ser presentados como grandes caserones rurales levantados en base a criterios arquitectónicos poco definidos y sin mayor pretensión que la de reafirmar el poder de su propietario. A pesar de que esto no sea en absoluto negativo, la realidad nos muestra que algunas de estas casas señoriales sí que tienen una fuerte personalidad propia.

El presente pazo data del s. XVIII y su construcción ocupó a algunos de los mejores profesionales del momento, fruto del gran prestigio de su promotor, el marqués de Sistallo. Este personaje adquirió una gran notoriedad en la política nacional durante la primera mitad del s. XVIII. Hijo de un noble irlandés, el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia Española de la Historia nos lo presenta como un verdadero animal político. No en vano, desde bien pronto desempeñó cargos de responsabilidad en el Consejo de Indias entre otras instituciones lejos de Galicia. De hecho, firmó un destacado paso por la Tesorería de Valencia.

Con todo, su condición de hacendado bien le habría permitido dedicarse a la gestión de sus propiedades en Galicia y a una vida alejada de los focos. La personalidad de Fernando Verdes Montenegro no encajaba precisamente con la descripción tópica de los nobles de alta cuna, y eso que tras su matrimonio con Jacinta de Gayoso, otra noble de postín, el patrimonio familiar todavía resultaba más abultado. Desgraciadamente, el principal cometido que recibió durante su vida política, el cargo de secretario de Estado y del despacho universal de Hacienda, le llegaría apenas un año antes de morir.

Por lo que respecta exclusivamente a la propiedad, cabe destacar que esta refleja de manera bastante visible la ascendencia irlandesa de su promotor. De hecho, al contemplarla envuelta por una intensa masa verde, podríamos concluir sin problemas que nos encontramos ante una casa señorial al oeste de Dublín. La parcela de este pazo en venta cuenta con 17.000 metros cuadrados de extensión, de los cuales 621 corresponden a la vivienda. Dividida en dos plantas de idéntico tamaño y una tercera a modo de desván, la abundancia de detalles artísticos (cuadros, retablos, muebles...) en una constante en la mayoría de estancias.