El Modernismo catalán más allá de Barcelona.

Edificios y propiedades singulares en Catalunya.

En la segunda mitad del s. XIX, la ciudad de Barcelona experimentó la que posiblemente haya sido la remodelación urbanística más ambiciosa desde su fundación a cargo de las legiones romanas.

Una de las consecuencias de este proceso fue la aparición de un novedoso estilo arquitectónico que, pese a las reservas iniciales, acabaría dominando algunos de los espacios más simbólicos de la ciudad, el Modernismo.

Esta corriente haría fortuna en otros puntos de Catalunya más allá de Barcelona.

La provincia de Barcelona es, lógicamente, la que cuenta con un mayor número de propiedades emblemáticas que participan del movimiento modernista.

En Mataró encontramos la célebre Casa Coll i Regàs, uno de los monumentos más emblemáticos de esta población y que lleva la firma de Puig i Cadafalch, uno de los grandes arquitectos del periodo.

En La Garriga, Vallés Oriental, nos encontramos con la Manzana Raspall, al estilo de la "Manzana de la discordia" de Barcelona. Es una visita única porque rara vez se encuentran tantos edificios catalogados modernistas en una misma isla urbanística.

En el Vallés Occidental, al noroeste de la Ciudad Condal, las propiedades emblemáticas modernistas se multiplican.

En Terrassa, sobresale la Masía Freixa, con el sello de Lluís Muncunill, quien también diseñó otros espacios urbanos merced a su condición de arquitecto municipal. En la vecina Cerdanyola del Vallés, la gran referencia es el Museo de Arte de Cerdanyola, edificio que ha recibido numerosos usos a lo largo de su historia (casino, teatro, segunda residencia...) además de su actual función divulgadora de la cultura local.

Fuera de la provincia barcelonesa, los principales exponentes de esta corriente pertenecen ya a una fase tardía del Modernismo.

En la década de 1920, por ejemplo, Lleida asistió a la inauguración de una serie de edificios catalogados como el Aquàrium, el Cinema Vinyes o la Casa Baró.

Las comarcas de Girona tampoco fueron ajenas a esta revolución arquitectónica.

A este estilo pertenecen, entre otras construcciones, el Balneario de Vichy Catalán (Caldes de Malavella), el Casino La Constància de Sant Feliu de Guíxols o los conjuntos modernistas de Olot, Ripoll y Sant Hilari Sacalm.

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