Castillos y fortalezas en venta.

Castillos frente Al-Ándalus, la frontera durante la reconquista

Desde la conquista de la mayor parte de la Península Ibérica por parte de las huestes musulmanas hasta la toma definitiva de Granada a manos de los Reyes Católicos transcurren casi ocho siglos de lento avance cristiano hacia el sur. Durante todo este tiempo, los castillos se convirtieron en una suerte de aduana fronteriza que definía los límites meridionales de la Cristiandad.

La reacción cristiana contra la ocupación musulmana comienza a mediados del s. VIII (y no con la batalla de Covadonga, cuya trascendencia es más legendaria que histórica) y se caracteriza por su lentitud y por las propias disputas entre los embrionarios reinos cristianos. Sea como sea, los astures consiguen infringir las primeras derrotas continuadas a los musulmanes y recuperan la totalidad de la actual Galicia y el norte de Portugal. Las autoridades omeyas fijan entonces una línea fronteriza cuya superación se convertirá en el objetivo prioritario para los cristianos. Esta frontera constituía una gran diagonal que cruzaba la península y enlazaba las ciudades de Badajoz, Toledo y Zaragoza.

Dado que, con contadas excepciones, el avance cristiano no fue revertido por los musulmanes, estos comenzaron a construir grandes castillos para asegurar las posiciones alcanzadas. Esta política de expansión y consolidación, muy lenta y trabajada, es la gran culpable de que Castilla recibiera ese nombre. El Castillo de la Mota (Medina del Campo), el de Ampudia (Palencia), el de Coca (Segovia) fueron algunos de los más importantes en los primeros compases de la Reconquista. El Castillo de Almansa (Albacete), fechado en el s. XIV, es uno de los más recientes y también figura entre los mejor conservados.

Por todo lo anterior, no sorprende que los inversores hayan mostrado siempre un interés especial por los castillos en venta. Su valor histórico y las múltiples posibilidades de explotación comercial (el Castillo de Guadamur, cerca de Toledo, es un gran ejemplo en este sentido) son los elementos que más pesan en la balanza. Además, determinadas administraciones alientan este tipo de adquisiciones para conseguir preservar parte de su patrimonio, para lo cual ofrecen ventajas fiscales e incluso subvenciones. En definitiva, ya sea como frontera o como hoteles con encanto, nada supera a los castillos en venta.