La compra venta de fincas y cortijos en Sevilla

Los cortijos son, sin duda, la propiedad rústica o rural más característica de buena parte de Andalucía.

Concretamente, Sevilla es una de las provincias con mayor número de estas fincas que actualmente presentan una clara finalidad de recreo. Ahora bien, sus posibilidades para el inversor van mucho más allá de este uso.

Atendiendo a la situación del mercado en los últimos años, el inversor que adquiere un cortijo está comprando algo así como un activo refugio.

Las fincas rústicas han demostrado una menor volatilidad en sus precios que el resto del mercado inmobiliario por lo que, a pesar de haber corregido lógicamente su valoración durante los años más críticos de la crisis, se han confirmado como inversiones seguras a largo plazo.

De hecho, si se echa la vista atrás se observa que los precios de estas propiedades también subieron en menor proporción que el resto. Si se adquiere simplemente como inversión financiera, la estabilidad está garantizada.

La segunda opción es continuar con la explotación económica de la finca en el caso de que esta hubiera desarrollado alguna actividad con anterioridad. En el caso particular de Sevilla, los cortijos están dedicados mayoritariamente al cultivo de grandes extensiones de olivares.

También es importante la tradición viti-vinícola, muchas veces cultivaba en paralelo con los olivos. En este sentido, algunas de estas propiedades cuentan con grandes almazaras totalmente operativas, así como amplias bodegas.

Menos habitual resultan las explotaciones cerealistas, pero se trata de un tipo de cultivo muy mecanizado que puede ofrecer una alta rentabilidad tras una generosa inversión inicial.

Por último, los grandes cortijos sevillanos son algunos de los más lujosos porque muchos de ellos se construyen a partir del s. XVII como residencias veraniegas de los señores. Los detalles barrocos son notables y el tamaño en general del reciento supera holgadamente a lo que suele ser habitual en zonas como Málaga o Jaén.

Hay ocasiones en las que se trata de exclusivas villas rústicas que son muy demandadas como escenario para bodas y demás celebraciones, en tanto ofrecen un ambiente íntimo y con todo tipo de comodidades. Precisamente por ello, su dedicación como alojamiento rural también merece ser estudiado.