Cortijos en Granada, una mirada histórica

El cortijo es un tipo de propiedad imposible de separar de Andalucía, definiendo en gran medida el paisaje rural las provincias andaluzas centrales. Granada por ejemplo, dispone de una trayectoria arquitectónica propia en lo que se refiere a estas fincas agrícolas.

Y es que, la implantación de los cortijos en el territorio granadino tuvo bastante de peculiar.

La geografía de la provincia de Granada presenta una irregularidad algo mayor de la que podemos ver en Sevilla o Málaga. Como no podía ser de otro modo, esta circunstancia ha tenido una gran incidencia en la fisionomía de los cortijos.

Por lo general, hablamos de propiedades de menores dimensiones que en el caso sevillano y en las que no era tan habitual que se incluyera una gran vivienda principal. La heterogeneidad formal encuentra, sin embargo, ciertas estructuras comunes en función de si se trata de fincas en serranías, en valles fluviales o en grandes fincas de cultivos de secano.

Esta división de los cortijos comienza a hacerse evidente a partir del s. XVI. Es sabido que en tiempos del Reino Nazarí de Granada ya existían embriones de esas fincas rurales que evolucionaban a su vez (aunque no siempre) de las alquerías musulmanas.

La conquista cristiana daría el empujón definitivo a esta forma de organizar el poblamiento en las zonas de interior. Los emplazamientos más cotizados en un primer momento fueron los más próximos a los ríos, los ya comentados valles fluviales. Aquí era posible desarrollar una agricultura intensiva de regadío, del tipo de la fomentada precisamente en tiempos de Al-Ándalus, manteniéndose relativamente cerca de los focos urbanos.

De manera paulatina, la agricultura extensiva fue ganando terreno y los cortijos no tardaron en aparecer en explotaciones olivareras y cerealistas, si bien este último ejemplo fue menos importante. Más compleja resulto la adaptación de esta propiedad a las irregularidades de las laderas montañosas y la sierra, como en la conocida zona de las Alpujarras o en las proximidades de Baza.

Sea como sea, en todos los casos se dio una primera etapa caracterizada por la búsqueda de soluciones arquitectónicas funcionales y que, poco a poco, acabó derivando en una mayor ornamentación.

 


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