Fincas y casas rurales por rehabilitar: una oportunidad de negocio

Uno de los fenómenos demográficos más característicos de las sociedades desarrolladas es que, cuando comienza verdaderamente a incrementarse la riqueza nacional, se produce un flujo migratorio importante y más o menos constante desde el campo hasta la ciudad.

Sin embargo, cierto tiempo después, el medio rural pasa a ser una suerte de paraíso perdido para los residentes urbanos.

España es un país que ejemplifica esta paradójica situación a la perfección y que, precisamente por ello, ofrece bastantes oportunidades para rentabilizarla. El abandono o la infrautilización de fincas y propiedades rurales abren la puerta a su conversión en focos de atracción de turismo. Consecuentemente, caserones, casas montañesas y alguna que otra casa señorial en desuso, pueden ser utilizadas para rentabilizar el interés por el campo.

Eso sí, en no pocos casos será necesaria una profunda rehabilitación de la propiedad para su adecuación al nuevo modelo comercial que se va implantar en la misma.

Esto no tiene por qué ser un obstáculo sino más bien una oportunidad para lograr mejores resultados.

Al fin y al cabo, apenas hay que modificar elementos estructurales de las viviendas señoriales para convertirlas en casas rurales.

Sus considerables dimensiones y su elevado número de estancias interiores propician que la mayoría de actuaciones se circunscriban a la decoración y a la instalación de comodidades modernas. Calefacción, aire acondicionado, conexión inalámbrica a Internet (esto es opciones y muchos hostales directamente lo omiten para garantizar la total desconexión de sus huéspedes) y actualización de las conexiones eléctricas son las reformas más habituales.

En definitiva, el inversor que adquiere una antigua casa señorial y desea sacarle el máximo provecho económico no tiene por qué asustarse si la rehabilitación ha de ser más intensa de lo inicialmente previsto. La reforma siempre puede dividirse por fases para ir explotando el establecimiento mientras se van actualizando los servicios (puede abrirse primero un restaurante y después reformar las distintas dependencias para el alojamiento prolongado).

También puede jugarse con las fincas circundantes (si la propiedad las incluye) para habilitar espacios al aire libre de diferente tipo (para pasear, para tomar una copa, para niños...).

En definitiva, una buena ocasión para personalizar la casa.